Machismo, misoginia y discriminación en el fútbol femenino colombiano
- La representante a la Cámara por el Partido Verde, Cathy Juvinao, denunció irregularidades en los contratos laborales y salarios de las deportistas por el hecho de ser mujeres.
Por: Eduardo López Hooker
A pesar de contar con una lista de vencedores en competición envidiable, con títulos en Copa Libertadores, Oro Panamericano en 2019, subcampeonato de la Copa América en 2010, subtítulo mundial sub 17 en 2022 y tercer lugar en el suramericano sub 20, el fútbol femenino tiene visibilidad, apoyo y reconocimiento.
El número de niñas, adolescentes y mujeres que se inclinan por la práctica del balompié crece año tras año, gracias a los buenos resultados de clubes y selecciones en distintas categorías, sin embargo, y lastimosamente, a la par crecen los obstáculos para alcanzar mayores apoyos, promoción e impulso.
Al menos así lo denunció la representante a la Cámara por el Partido Verde, Cathy Juvinao, quien asegura que el fútbol femenino es víctima de los prejuicios y el pensamiento machista de los dirigentes, al señalar que “para mí hay una situación y un sistema de creencias machista en la dirigencia, ellos creen que la liga femenina es una carga, un encarte, que eso no da, creen que las jugadoras son un problema porque son más sensibles que los hombres, que la liga femenina es un caldo de cultivo de lesbianismo, que las jugadoras son toma trago que, en cambio, los hombres son contentos y dicharacheros, que no dan lidia y no se deprimen, aquí hay una cosa que tiene visos de machismo y de misoginia”.
Además, la congresista Juvinao asegura que hay prácticas de discriminación inadmisibles y que deben ser sancionadas con todo el rigor de la ley, especialmente porque se sustenta en el género, en la condición femenina, para bajarle el perfil y limitar el desarrollo de la liga femenina profesional.
“La situación del fútbol femenino en Colombia es grave porque, al parecer, hay toda una estrategia deliberada de la dirigencia mayoritariamente masculina para limitar, bajarle el perfil y mantener sin mayores avances a la liga femenina, esto lo señala una investigación de la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, en la que ya hay pliego de cargos y pruebas sólidas contra varios dirigentes de la Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol”, asegura la representante de los Verdes.
Entre otras cosas, Juvinao explica que, desde el inicio de la liga femenina en 2017, la Dimayor y algunos clubes adoptaron la estandarizaron de los contratos de las jugadoras, lo que va en contravía de los estatutos de la División Mayor del Fútbol, porque la Dimayor no puede inmiscuirse en asuntos contractuales ni laborales de los clubes.
“En esa estandarización acordaron un tope salarial de cuatro millones, hay jugadoras que no ganan nada, unas que ganan entre uno y dos millones de pesos, otras que ganan más o menos tres y las más top que ganan cuatro millones contrariando la Constitución, viola el régimen de libre competencia en un contexto de mercado y le resta posibilidades de desarrollo a las jugadoras para mejorar sus condiciones económicas, elimina los incentivos para que ellas se muevan entre clubes porque ¿cuál es el incentivo de una jugadora a ser mejor que otra sino puede ir a otro club a que la contraten por más plata?, tampoco les están reconociendo ingresos por concepto de explotación de los derechos de imagen comercial, les pagan salarios precarizados y, aparte de esto, solo les firman contratos de dos o tres meses” explica Juvinao.
Por su parte, la representante de Dignidad y Compromiso, Jennifer Pedraza, asegura que la discriminación arranca desde la presidencia de la Federación Colombiana de Fútbol, FCF, teniendo en cuenta las declaraciones reiteradas de su presidente, Ramón Jessurum, quien a su juicio desconoce el carácter profesional del fútbol femenino y de las futbolistas, con lo que profundiza las brechas de género en este deporte.
“Con la dirección de Ramón Jessurum las mujeres futbolistas no han tenido garantías para seguir ejerciendo este deporte. Las que se han atrevido a denunciar violencias basadas en género o violencias sexuales han terminado siendo sacadas del escenario deportivo, lejos de perseguir a los hombres que han sido denunciados por estos delitos; esto no puede seguir siendo parte del panorama nacional, cuando además hemos visto el excelente desempeño de la selección colombiana femenina ahí si todo el mundo sale a apoyarlas, pero nadie habla de todas las barreras que tienen que atravesar las mujeres colombianas que se desempeñan como futbolistas, desde la precariedad laboral hasta el acoso y el abuso, por ser mujeres”, subraya la representante Pedraza.
Al respecto, Hernán Cadavid, representante antioqueño del Centro Democrático, considera necesario generar políticas públicas y estrategias pedagógicas de largo plazo que lleven a la eliminación de la discriminación contra las mujeres, no solo en el fútbol sino en todo el deporte femenino.
“La lucha contra la discriminación en el deporte en general ha sido una constante en los últimos años en Colombia, especialmente en el fútbol, en este caso que es un mundo tan competido y escasean los patrocinios, es todavía más difícil que la mujer pueda tener un espacio merecido en los términos que corresponden de profesionalismo y dedicación absoluta. Las mujeres que están vigentes en el ejercicio del fútbol dan una batalla no solo deportiva, buscan espacios y reconocimiento para las futuras generaciones de futbolistas. La discriminación es un hecho que no está bien, pero con el que tenemos que lidiar, más que sancionar y castigar, hay que generar una pedagogía que garantice la erradicación de este mal”, señala el representante Cadavid.
Juvinao, contrario a su colega antioqueño, cree firmemente en la necesidad de sancionar la discriminación, “porque es una discriminación basada en género, que es todavía peor, porque es una discriminación en virtud del sexo y del género de las jugadoras por ser mujeres, las autoridades tienen que castigar a quienes se comportan de esta manera en detrimento del crecimiento, la promoción y el desarrollo del fútbol femenino en nuestro país”.
De acuerdo con el expediente en la Superintendencia de Industria y Comercio, existen documentos que demuestran que los dirigentes del fútbol se han negado a recibir apoyo gubernamental y patrocinios del sector privado, lo que a juicio de las deportistas demuestra el desinterés de consolidar la liga femenina.
Poder Legislativo buscó la versión de la Dimayor y de la Federación colombiana de futbol, pero ambas entidades declinaron pronunciarse sobre el machismo, la misoginia y la discriminación en el fútbol femenino del país.
Ante esta brecha, en la Cámara de Representantes avanza un proyecto de ley que crea incentivos tributarios para las empresas que patrocinen y contribuyan económicamente a los equipos profesionales de futbol femenino colombiano, esto con el objetivo de fortalecer dichos equipos tanto en sus participaciones internas, como en las competiciones internacionales, generando las condiciones y garantías que permitan el crecimiento profesional, personal y económico de las futbolistas.
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