EspecialColumnistaLa legalización de la droga no es un problema menor

La legalización de la droga no es un problema menor

El fin loable que busca acabar el narcotráfico no podría llevarse a cabo, por el contrario, esto le puede llegar a cerrar muchas puertas al país, especialmente si seguimos en esta política frente a otras drogas.

Por: Víctor Tovar – representante a la Cámara por Cambio Radical

Voté no, debido a que esto no es un tema que se pueda abarcar de esta manera, es un tema que debe ser mancomunado entre las naciones. El esfuerzo de Colombia en ese aspecto sería inútil. El fin loable que busca acabar el narcotráfico no podría llevarse a cabo, por el contrario, esto le puede llegar a cerrar muchas puertas al país, especialmente si seguimos en esta política frente a otras drogas. Debemos ser conscientes en cómo abarcamos la legalización y en cómo queremos que esto no impacte de manera negativa en nuestra ciudadanía, en nuestros jóvenes y en nuestros niños.

La legalización, sin un acompañamiento preventivo, es un salto al vacío, y creo que el país ya está cansado de esos saltos. Colombia no puede pasar de ser un país productor de este tipo de sustancia a ser un  país consumidor, no podemos darnos el lujo de perder a nuestros jóvenes en este vicio, están demostrados los efectos negativos que tiene esta sustancia a nivel cognitivo y pulmonar. Debemos cuidar a nuestros jóvenes y a nuestro país.

La legalización de las drogas no es cosa menor. Gran error de quienes defienden la legalización, pues es claro que esta vía no reduce la rentabilidad de un producto adictivo. El cigarrillo es prueba de ello. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en solo cinco países (Estados Unidos., China, India, Rusia y Brasil) se consumen más de 2 billones de cigarrillos al año que, al precio equivalente en dólares de la marca más vendida en cada país, representan ventas por 331.500 millones de pesos.

No menos importante es lo que ha dicho la OMS en los efectos que tiene una adicción en el comportamiento de la economía familiar. En muchos países subdesarrollados, el consumo de cigarrillo representa hasta el 10 % del gasto familiar. Pero como se trata de una adicción, ellos no logran abstenerse de consumirlo, aunque estén sacrificando otros consumos que les darían mayor bienestar.

Consecuencias del consumo del cannabis

El consumo habitual provoca una serie de daños orgánicos y psicológicos:

  • El hecho de fumarse sin filtro, aspirando profundamente el humo, reteniéndolo en los pulmones y apurándolo hasta el final, favorece enfermedades como la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar o el cáncer de pulmón. Además, su efecto broncodilatador potencia la absorción de sustancias tóxicas.
  • Altera el sistema cardio-circulatorio, provocando taquicardia, por lo que las personas con hipertensión o insuficiencia cardiaca pueden sufrir un empeoramiento de su sintomatología.
  • Existen datos que indican que podría haber un aumento de la incidencia de depresiones y psicosis por el consumo crónico de esta sustancia.

El impacto psicológico del consumo de cannabis tiene una especial relevancia dado que quienes lo utilizan principalmente son los jóvenes. Provoca dificultades para estudiar al disminuir las funciones de atención, concentración, abstracción y memoria, obstaculizando, por tanto, el aprendizaje. Puede causar reacciones agudas de ansiedad y, en personas con predisposición a padecer trastornos mentales, puede provocar la aparición de estos o agravar los que ya se padecen.

Cada vez hay más datos que demuestran el efecto perjudicial del consumo de cannabis asociado a la conducción de vehículos, especialmente si se combina con alcohol, lo que hace que aumente el riesgo de accidentes.

Efectos a largo plazo: problemas de memoria y aprendizaje, peores resultados académicos, abandono prematuro de los estudios, dependencia, trastornos emocionales (ansiedad, depresión) y de la personalidad, enfermedades bronco-pulmonares y determinados tipos de cáncer, trastornos del ritmo cardiaco (arritmias), psicosis y esquizofrenia (especialmente en individuos predispuestos).

El cannabis actúa sobre el sistema de gratificación y recompensa cerebral de la misma forma que lo hacen otras drogas, a través del estímulo de la liberación de dopamina. Por eso, el consumo continuado de cannabis produce adicción. La adicción aparece entre el 7 y el 10 % de las personas que lo han probado y en 1 de cada 3 de los que lo consumen habitualmente.

Hay algunos síntomas que pueden hacer sospechar de la existencia de un trastorno por dependencia del cannabis: síntomas de abuso o dependencia de cannabis o el abandono del grupo de amigos no consumidores, desinterés por actividades que no tengan relación directa con el consumo, preocupación por disponer de cannabis, uso compulsivo del cannabis, problemas de rendimiento escolar o laboral, irritabilidad, agresividad, inquietud, nerviosismo, disminución del apetito y dificultades para dormir que ceden al consumir cannabis.

El consumo de cannabis puede dar lugar a varios tipos de trastornos mentales, entre los que se incluyen los trastornos psicóticos. Su consumo aumenta más de cinco veces el riesgo de padecer psicosis a lo largo de la vida. Cuanto antes se comienza a consumir y más frecuente es el consumo, mayor es el riesgo.

 

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