Especial“El poder lo tienes tú, no el victimario”: Jineth Bedoya y su lucha por la justicia

“El poder lo tienes tú, no el victimario”: Jineth Bedoya y su lucha por la justicia

La periodista que padeció amenazas, secuestro, tortura y violencia sexual como método de censura, recibió como una medida de reparación, la creación de un fondo para prevenir y asistir a mujeres periodistas víctimas de violencia de género.

Por: Laura Ramírez

 

Pasaron más de dos décadas para que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenara medidas de reparación por la violación a los derechos de la periodista colombiana Jineth Bedoya, quien fue amenazada, secuestrada, violada y torturada por paramilitares mientras ejercía su oficio a mediados del año 2000.

Hoy una de esas medidas está cerca de convertirse en una realidad tangible, pues la Cámara de Representantes aprobó en su último debate un proyecto de ley que crea el Fondo de Prevención, Protección y Asistencia de Mujeres Periodistas y de reporteras víctimas de violencia de género. El fondo llevará el nombre “No es Hora de Callar”, frase que Bedoya ha posicionado como una campaña para romper el silencio frente a las violencias que padecen las mujeres.

En entrevista con Revista Poder Legislativo, la periodista colombiana detalló de qué se trata el fondo, los desafíos que enfrenta el país para prevenir violencias de género y cómo esta lucha ha marcado su vida personal y profesional.

Se concilió el texto del proyecto que crea el Fondo No Es Hora de Callar ¿qué siente hoy al ver materializado el esfuerzo de tantos años de lucha?

Lo primero que hay que decir es que este ha sido un proceso muy largo, muy difícil y muy revictimizante, entonces, sin lugar a dudas es muy satisfactorio ver que ya va en este punto, pero el punto final será el día que el presidente de la República esté firmando la sanción de la ley. Mientras que llega ese día, en este momento lo que más hay de mi parte es gratitud por los congresistas que hicieron posible que el proyecto avanzara, tanto en el Senado como en la Cámara, en especial a través de la representante Támara Argote y su equipo.

Este fondo se crea como medida de reparación colectiva, además de garantizar recursos para proteger a mujeres víctimas de violencia de género ¿qué otros componentes tiene la ley?

El fondo es para proteger a mujeres periodistas que han sido víctimas de violencia de género. También servirá como prevención para que no se registren más casos de violencia de género contra las mujeres que comunican. Esta es una de las medidas de reparación que yo le pedí a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, le pedí un mecanismo que nos permitiera darles herramientas a las mujeres periodistas en Colombia para garantizar su derecho a informar. Esto es básicamente lo que el fondo y la ley exigen, poder tener un mecanismo que cree procesos de prevención como políticas públicas que nos permitan garantizar la libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo para las mujeres.

¿Cómo fue la articulación de su activismo y su visión como periodista en la construcción de este proyecto de ley que pasa a ser Ley de la República?

Esto es mi vida. Lo que yo decidí asumir como una bandera por las mujeres que comunican y por las que están comenzando ahora, pero también por las que llevan muchos años ejerciendo el periodismo. Hemos tenido una lucha importante para sacar adelante proyectos que siempre se necesitaron y nunca tuvieron el suficiente apoyo. No hubo una entidad que entendiera la magnitud de la afectación que tenemos las mujeres que nos dedicamos a comunicar, las periodistas, las comunicadoras sociales o las empíricas que tienen sus pequeñas emisoras por allá en la región o que tienen proyectos de comunicación y que a través de estos dan a conocer que es lo que hacen sus comunidades.

¿A qué proyectos o iniciativas se distribuirán los recursos de este fondo?

Este fondo será utilizado por el Ministerio de la Igualdad y vamos a empezar la reglamentación. Lo que yo estoy pidiendo es que haya una línea de investigación, de prevención y de ayuda porque está es la materia prima para saber cómo se va a empezar a materializar y a llevar a cabo. Esta materia debe estar muy sustentada en las organizaciones de prensa que llevan casos, tales como la Fundación para la Libertad de Prensa – FLIP y la Federación Colombiana de Periodistas, creo que ahí se tendrá un sustento importante de documentación de casos. Pero también quiero aclarar que “No es Hora de Callar” lleva 15 años haciendo investigación sobre el tema de violación de libertad de expresión para mujeres, tenemos estudios y queremos seguir encontrando más insumos que nos permitan tener el panorama claro. presentando una radiografía de dónde tenemos las principales dificultades.

Según la FLIP, en el último año se han documentado 261 agresiones contra 137 comunicadoras ¿se registra un mayor número en las regiones?

Indudablemente tenemos un subregistro en todos los tipos de violencia contra las mujeres en Colombia: la violencia a mujeres periodistas, violencia sexual, violencia intrafamiliar, tráfico de personas, explotación sexual. Esa es precisamente una de las líneas que este fondo atiende y es contar con mecanismos y herramientas potentes para poder tener data, documentar casos y brindarle confianza a las mujeres para que denuncien.

En regiones es muy difícil denunciar, es difícil buscar ayuda porque se tiene al victimario ahí encima. Tienes el de la banda criminal, al de la guerrilla, al de la obra pública o al funcionario público, entonces, ¿cómo denuncias si sabes que tu victimario esta ahí mismo? Por el otro lado, también tenemos una Fiscalía General de la Nación inoperante en las denuncias, dejando un margen de impunidad tan amplio que no puedes motivar a una mujer a que denuncie.

Está claro que en Colombia se usa la violencia como método de censura ¿qué factores hacen que sean diferentes las violencias que padecen las mujeres en el ejercicio del periodismo?

Básicamente la condición de ser mujer. El modelo machista que durante toda la historia de la humanidad ha subyugado a las mujeres y que también impacta a las mujeres periodistas. A nosotras se nos castiga “por el hecho de ser mujeres” en el tema laboral, en la violencia psicológica, la violencia política y en otros frentes. Se nos castiga por cómo vestimos, cómo actuamos, por si somos bonitas, altas o bajitas.

Esto obviamente nos lleva a tener una violencia diferenciada y creo que mi caso es el mejor ejemplo. Si yo hubiera sido Pablo Pérez y no Jineth Bedoya, a Pablo Pérez le hubieran pegado un tiro, a mi me violaron, esa es la diferencia de la violencia que se aplica contra nosotras. Si nosotras publicamos algo, si decimos algo o si visibilizamos algo, inmediatamente el ataque que recibimos se centra en nuestro aspecto físico o en nuestras relaciones personales, es una violencia muy marcada que hoy están enfrentando muchísimas mujeres que se dedican a la comunicación: nuestra propia condición de género nos esta llevando a que seamos castigadas por el simple hecho de ser mujer.

En materia normativa ¿de qué otra forma puede aportar el Congreso a la protección de las mujeres periodistas? 

Considero que hay unas leyes muy bien hechas que nos dan ciertas garantías, pero es necesario reforzar esas leyes. Por ejemplo, la Cámara de Representantes acaba de terminar otro debate con el tema del feminicidio y cómo se debe proteger a las victimas de este delito. Tenemos una ley maravillosa, la Ley Rosa Elvira Celis, pero hay que ponerle más dientes a una ley como ésta con el fin de brindar apoyo a quienes afrontan las violencias basadas en género. En el caso de las mujeres periodistas creo que necesitamos muchas más herramientas en aspectos como la violencia digital.

Su caso ha inspirado a mujeres, periodistas o no, a no callar. No callar ante la censura a la prensa, no callar ante el abuso sexual, no callar ante la violencia de género. Aún así el costo que muchas deben pagar es alto: falta de rapidez en la justicia, revictimización. ¿Por qué no es hora de callar, aún cuando hay tantos factores en contra de quienes deciden hablar?

Esto está ligado a lo que he dicho sobre el tema de justicia. Si tenemos un sistema judicial que lo que nos brinda es impunidad y no reparación, sería ilógico decirles a las víctimas que hablen, pero no siempre estamos diciendo “no es hora de callar” de cara al sistema judicial, es no callar los hechos que me están haciendo. Muchas veces el apoyo ni siquiera lo recibimos del sistema de justicia, sino de la amiga que tengo al lado, de la periodista que documenta mi caso y lo expone públicamente o del jefe que toma medidas y sanciona al tipo que esta acosándome en la oficina.

Cuando yo decido silenciarme en casos como que mi compañero me está acosando y me está diciendo cómo debo vestirme o comportarme, cuando me encuentro con ese padre, o jefe que me acosa y yo decido callarlo por temor, le estoy dando todo el poder a él. Sin embargo, cuando yo decido decirle a alguien qué me está pasando, el poder lo tengo yo. Por eso no es hora de callar ante cualquier situación de violencia que estemos enfrentando porque cuando nos callamos, le damos el poder al victimario.

¿Cómo cree que los medios de comunicación pueden contribuir a sensibilizar al público sobre la gravedad de la violencia contra las mujeres?

Tenemos un reto, yo siempre he sostenido que el 50% del cambio que necesitamos generar en la sociedad para entender que en la violencia de género es un delito que se debe enfrentar, está en lo que hagan los medios de comunicación, su responsabilidad es inmensa porque muchas veces con los contenidos que se publican o la publicidad que promovemos, estamos llevando a que se sigan manteniendo esos conceptos machistas

¿Cómo le gustaría que se recordara su historia y su lucha por la justicia?

Mi intención nunca ha sido que se recuerde mi historia o mi lucha porque sigo siendo una mujer amenazada, mi última amenaza ocurrió hace un mes. Sigo ejerciendo el periodismo con escoltas y sigo saliendo de mi casa en la mañana sin saber si voy a regresar. Así que no pienso en cómo quiero que la gente me recuerde porque aún trabajo para hacer cosas por las mujeres de este país.

Lo más importante para mi es que pueda seguir sumando, para poder dejar un fondo de atención para mujeres periodistas digno en Colombia y un centro de memoria sobre violencia sexual. Hoy sigo trabajando para que los servidores públicos se capaciten conscientemente sobre qué son violencias de género y sobre cómo tienen que abordarlas. Así que no me he detenido a pensar cómo quiero que me recuerden, lo que quiero hoy es trabajar para que Colombia tenga herramientas que le permitan cambiar su realidad.

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