Oposición Democrática
Colombia enfrenta un gobierno de izquierda como nunca antes en su historia, un gobierno reformista con un Congreso que es una especie de aplanadora, como no la tuvo el Gobierno el presidente Iván Duque. Sin duda, son dos Congresos completamente diferentes, porque hoy prima el debate ideológico alejado del debate técnico.
Juan Fernando Espinal Ramírez-representante Centro Democrático
Ante estas nuevas dinámicas en el Legislativo, nuestro partido Centro Democrático es “Oposición Democrática”, enfrentamos al Gobierno con argumentos y contrapropuestas, sin agravios pero con firmeza, en la calle de frente, pero sin bloqueos, ni ataques a la fuerza pública, pero sobre todo y lo más importante, sin poner en riesgo la vida de los colombianos; somos una oposición muy diferente a la que lideró Gustavo Petro en 2021, que dejó miles de empresas quebradas y colombianos sin empleos.
Este 16 de marzo iniciamos el segundo periodo de la primera legislatura, grandes retos y debates nos esperan en el Congreso, como la Reforma a la Salud, sobre la que hemos planteado, desde nuestro partido, que el sistema de salud es perfectible y se deben hacer ajustes sin desbarajuste, debe ser una reforma no ideológica y donde se mantenga el sistema mixto, no estatizado y haciendo las mejoras necesarias para evitar la corrupción.
Frente a la estrategia de Transición Energética Justa del Gobierno, liderado por la ministra de Minas, Irene Vélez, he sido un crítico de la forma de relacionamiento con los empresarios del sector minero-energético, se lo he manifestado a la ministra, al parecer “le gusta la leche, pero no la vaca”. Este es un sector que genera 400 mil empleos directos, 600 mil empleos indirectos y fondea el Presupuesto Bienal de Regalías con 31,3 billones de pesos que llegarán a las regiones.
Sin embargo, la apuesta ha sido generar inseguridad jurídica con el anuncio del Gobierno sobre no firmar más contratos de exploración y explotación de hidrocarburos, poniendo en riesgo la seguridad energética del país y debilitando la producción nacional de gas para importarlo de Venezuela, lo que representaría un costo adicional de hasta por cinco veces la factura por consumo de los estratos 1 y 2. Así las cosas, la “Transición Energética Justa”, al parecer será muy injusta.
Estas son algunas preocupaciones, pero como demócratas, mantenemos la disposición dialógica y la actitud propositiva en el Congreso y en las tres reuniones que ha sostenido el expresidente Álvaro Uribe con el presidente Petro, donde con respeto y franqueza ha quedado expuesta nuestra visión de país.
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