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Embajador de la Cultura en el mundo

Memoria en honor al gran maestro Fernando Botero, su vida, su obra y su legado.

Por: Carlos David González

Nacido en Medellín, Antioquia el 19 de abril del año 1932, siendo así el segundo de los tres hijos del matrimonio entre David Botero y Flor Angulo, pintor, dibujante y escultor, bastante afamado y reconocido por su particular estilo a lo que él llamaba “Boteroformismo” De igual manera por su representación a nivel mundial en el ámbito cultural y artístico.

A lo largo de su vida, desempeñó diferentes roles, que le permitieron llegar a ser un gran artista, influenciado desde pequeño por los diferentes movimientos de arte contemporáneo, su primer trabajo como ilustrador, que le abrió paso al mundo de la pintura, en el diario El Colombiano, por allá en el año 1946, sería solo el comienzo para una vida llena de éxitos.

Galardonado y reconocido por su excelencia en varias oportunidades, en el año 1977 fue condecorado por primera vez con la “Cruz de plata de la Orden de Boyacá” en el año 2007 recibió por parte del gobierno de España el reconocimiento de la “Gran Cruz Real, Orden de Isabel la Católica” posteriormente en el año 2012 fue homenajeado por parte del Congreso de la República de Colombia con la “Orden de la Democracia Simón Bolívar”  reconocimientos por su excelente desempeño como artista plástico, entre otros.

Todo un legado, lleno de pinturas, dibujos, esculturas aclamadas y criticadas, de esa manera forjo su reputación y se convirtió en uno de los mayores referentes de Colombia en el mundo, tanto así que sus obras más conocidas se exhiben en los museos más importantes del planeta, por mencionar algunas; La Mona Lisa de 12 años, ubicada en el Museo Botero en la ciudad de Bogotá, la cual es una reinterpretación de la clásica obra de Leonardo Davinci, pero al estilo Botero, siendo irónico y poniendo en práctica su denominado “Gordismo” alterar las figuras y el volumen a una forma más ancha.

La muerte de Pablo Escobar, de sus pinturas más polémicas y crudas, la cual retrata la escena del asesinato del reconocido narcotraficante, se logra apreciar como Botero, en esos años tenía el arte como un recurso para comunicar y criticar sucesos históricos relevantes, a su propia manera singular y hasta algo bizarra, muestra como varias balas atraviesan el cuerpo y como todo esto ocurre en un techo de su nativa Medellín, algo curioso el artista más famoso de Colombia retratando al criminal más famoso.

Bajo esta semejante intención de crítica, encontramos “Los obispos muertos” que retrata a un grupo de personas de aspecto religioso/católico, tumbados unos encima de otros de manera apacible, en retrospección es una referencia a la pérdida de poder que tuvo la iglesia católica en Colombia a partir del Frente Nacional en 1958, igualmente a como se manejan las jerarquías eclesiásticas, su gama de colores son netamente fríos lo que refleja la decadencia que Botero quería expresar.

La inteligencia y sutileza de Botero para expresar justamente lo que quiere, sin tapujos y de forma burlesca, no solo lo plasma en la pintura, también en las esculturas, por destacar esta “Adán” una pieza impresionante que alejándose de lo religioso, toma a esta figura junto con Eva, para hacer una representación del patriarcado, en la cual el hombre se encuentra posicionado por encima de la mujer y sostiene un niño como símbolo de triunfo, sus facciones obesas obviamente pero de manera particular, una parte si es bastante pequeña y de forma simultánea también toca el tema de la sexualidad.

Y en un ámbito internacional se puede comentar acerca de la escultura “Maternidad” que representa tanto la dulzura como la frialdad, esta se encuentra en el Jardín Amália Rodrigues en Lisboa, Portugal, hecha de puro bronce y de sus más reconocidas, pues calca su estilo en todo el sentido de la palabra, la crítica, el desnudismo, la sexualidad, lo irónico y crudo.

Es increíble como el maestro Botero con todo su éxito y fama, nunca se olvidó de su natal Colombia, además de ser un icono cultural, también quiso dejar en alto el nombre de su país, no solo con la exportación de su talento y obras sino también con su interés en nutrir el conocimiento referente al arte en el país, el museo Botero, ubicado en la ciudad de Bogotá es la prueba fehaciente de ello, pues fue el mismo Botero el que se encargó de donar 123 de sus obras, además de 85 de su colección que él consideraba que eran necesarias de ser vistas, pertenecientes a otros pintores famosos, como Picasso, la entrada gratuita demuestra ese interés en querer fomentar la cultura.

Su lado filantrópico tan notable que le hizo merecedor a varias condecoraciones por parte del Congreso, por su labor tan beneficiosa y positiva con el país y con la cultura y educación del mismo, invirtió tiempo, dinero y esfuerzo debido a que según las palabras de Laura Zarta, jefe de la sección técnica curatorial de Artes y otras colecciones del Banco de la República de Colombia: “Su deseo más profundo era que las obras estuviesen dispuestas al servicio del público” Es así que Fernando Botero quería darnos un buena experiencia de aprendizaje y culturización con el arte, aunque su aporte en este aspecto no fue netamente a nivel Colombia, como bien se conoce él es considerado un icono de la pintura y las esculturas a nivel mundial, por su distintiva personalidad artística, por sus aportes a diferentes lugares del planeta, por su rol tan poderoso y critico ante las diferentes situaciones tanto pasadas como presentes, ese impacto y postura destacaban y daban presencia y reconocimiento a su nombre, su huella es innegable.

Aunque lamentablemente no todo logra durar para siempre y el maestro falleció el 15 de septiembre en Mónaco, lo cual ha sido un hecho desconsolado, que ha afligido a Colombia y a todos los seguidores del trabajo de Botero, su cuerpo fue trasladado a la ciudad de Bogotá en donde se brindó un respectivo homenaje y despedida a tan importante personalidad, todo esto en el Congreso de la República, más exactamente en el salón elíptico, acompañado de diferentes figuras políticas y públicas, además de la compañía del pueblo y cualquiera que lo admirara, el presidente de la Cámara de Representantes Andrés Calle dijo: “Su aporte al arte es invaluable, debemos honrar su legado y su deseo de construir un país en paz” siendo así como se le hizo honor a este gran embajador de la cultura en el mundo, su recuerdo vivirá por siempre.

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